Mientras haya bloqueo, Cuba emitirán una resolución anual y la enviarán a Nueva York

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Por: Javier Ortiz

En el Departamento de Estado, el corresponsal Matthew Lee siempre hace una pregunta sobre la votación en Naciones Unidas acerca del bloqueo a Cuba. En años anteriores, el portavoz de turno escuchaba y respondía “nuestra política sigue en pie” o cualquiera otra frase cortante.

En 2012, la situación se alteró un poco. Lee, un tan apasionado, quiso saber cuándo iban a comprender que el resto del mundo veía esa política es “un bodrio.” El incidente queda registrado para la posteridad en YouTube.

Este año, se ahorraron la reprimenda y le adelantaron la respuesta. Matthew Lee es uno de los dos periodistas de Associated Press a quienes un funcionario estadounidense confirmó en anonimato por qué su gobierno votará mañana contra la resolución presentada por Cuba a la Asamblea General de la ONU sobre la necesidad de levantar las sanciones y restricciones a su economía que Estados Unidos mantiene en vigor.

“El proyecto [se refiere al proyecto de Resolución presentado por Cuba] en su forma actual no refleja completamente el nuevo espíritu del compromiso entre los antiguos enemigos de la Guerra Fría” explica la nota publicada por AP. El oficial gubernamental citado sugiere que están abiertos a una negociación en el tema y que la primera opción considerada era la abstención.

La gran novedad contenida en el documento preparado por los diplomáticos de La Habana es el análisis crítico de las medidas adoptadas desde Washington respecto al bloqueo durante el 2015 y una lista con trece prerrogativas que el presidente de Estados Unidos puede tomar por su cuenta para modificar esa política sin recurrir al Congreso.

¿Por qué otra vez la ONU?

Josefina Vidal, la funcionaria que encabeza por Cuba la comisión bilateral, lo advirtió al principio de las negociaciones: mientras haya bloqueo, emitirán una resolución anual y la enviarán a Nueva York. Desde el punto de vista de la Directora General de EE.UU. de la cancillería cubana, el muro de sanciones y restricciones económicos contra su país permanece casi intacto: a lo largo de 2015, el presidente Barack Obama y las agencias federales de su administración solo decretaron ligeras modificaciones que no alteran la esencia de la guerra económica que la Oficina de Control de Activos Extranjeros libra desde las oficinas del Departamento del Tesoro.

Quien no se lo crea, puede consultar las 183 páginas del informe trilingüe que el Ministerio cubano de Relaciones Exteriores (MINREX) entregado al despacho del Secretario General de las Naciones Unidas, como es costumbre desde hace casi un cuarto de siglo.

Por primera vez, la política internacional de Cuba y Estados Unidos coinciden, ¿por qué los diplomáticos estadounidenses no votarán a favor de una resolución que, en apariencia, repite las mismas directrices que ha enviado de su Presidente? Un estudio de la versión 2015 del documento enviado a la ONU explicaría en parte la resistencia de Washington y su cambio de opinión (originalmente, planeaban abstenerse, repito).

El problema no sería votar contra el bloqueo mismo, sino a favor de una resolución que considera insuficientes las medidas adoptadas hasta ahora y pide a la Administración Obama el uso de acción ejecutiva para levantar parcialmente la mayor parte de las sanciones y restricciones contra el país caribeño. Una solicitud que coincide con las propias palabras del inquilino de la Casa Blanca.

“Por ahora,  hemos dicho que iremos paso por paso en busca de áreas y oportunidades dentro de nuestra autoridad”, admitió el Presidente estadounidense acerca de sus prerrogativas para modificar la mayor parte de los aspectos del bloqueo durante una ronda empresarial en septiembre pasado. “Mientras el Congreso mantenga el embargo, hay ciertas cosas que no podemos hacer. Pero hay algunas que sí, por ejemplo, en las telecomunicaciones y vamos a buscar oportunidades allí.”

Tanto Obama como Raúl Castro aclararon desde el principio que la normalización estaría cargada de diferencias. Las contradicciones están a la orden del día, y mantienen algunos de los hábitos anteriores a la reconciliación. Con su voto negativo, el gobierno de Estados Unidos expresaría al mundo su criterio acerca de las demandas  inmediatas por parte de las autoridades de Cuba, interesadas en saltarse el Congreso y obtener los primeros capítulos del posbloqueo por decreto.

(Tomado de OnCuba)

La sociedad civil en Cuba somos tú, él, ella, aquel y yo

La sociedad civil en Cuba somos tú, él, ella, aquel y yo, somos todos

La sociedad civil en Cuba somos tú, él, ella, aquel y yo, somos todos

Ahora resulta que el tema –y concepto- de sociedad civil en Cuba, se está convirtiendo en la nueva caja de Pandora que pretenden abrir los que desde Estados Unidos, se oponen furiosamente a un eventual restablecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos.

Después de más de 53 años de imponer un brutal bloqueo económico, comercial y financiero contra la isla caribeña, Washington cambia de ropajes y pretende, como nueva estrategia, “acercarse” en gesto “amigable”, con la intención –nada sorprendente-, de “empoderar” a una supuesta sociedad civil cubana, rediseñada por ellos, y que no incluye a la mayoría de los cubanos.

Según las reglas de juego que trata de imponer el gobierno de Estados Unidos como preámbulo a una futura normalización de vínculos diplomáticos con Cuba, está el manido tema de los derechos humanos, la democratización –a imagen y semejanza de sus dictámenes- y el “empoderamiento del pueblo”, que sin mucho esfuerzo, significa para los estrategas del Norte, tomar distancia de la Revolución cubana y seguir las nuevas pautas redefinidas por los negociadores del Departamento de Estado.

Roberta Jacobson, la subsecretaria de Estado para Asuntos Hemisféricos de Estados Unidos, designada por la Casa Blanca al frente del equipo negociador estadounidense que visitó recientemente La Habana, dejó claro, con hechos y palabras, quiénes son para Washington, los que supuestamente representan la sociedad civil cubana, que para nada es el pueblo que habita y construye en la isla.

Aun sin enfriarse las conversaciones entre ambas delegaciones, las que transcurrieron en un ambiente respetuoso, la Jacobson corrió a reunirse con un grupo de personajillos, sedientos de publicidad y protagonismo, y que apenas son conocidos por sus magros seguidores, pero se toman el derecho de autodefinirse como representantes del pueblo cubano.

Ahora resulta que la sociedad civil cubana no la integran nuestros profesionales, agrupados en Colegios Médicos, de Ingenieros, Arquitectos o intelectuales; ni siquiera nuestros campesinos y cooperativistas que por años mantienen unidad entre sí; ni las mujeres,  ni los jubilados.

Tampoco, según criterio de Estados Unidos, nuestros estudiantes –en todos los niveles-, forman parte de la sociedad civil, como tampoco la forman los artistas, los artesanos o los educadores.

No son parte de la sociedad civil cubana nuestros veteranos, nuestros sindicatos, nuestras organizaciones de masas –integradas por vecinos en cada barrio-, ni siquiera nuestros niños.

Para el gobierno de Estados Unidos, los únicos que merecen ser calificados como sociedad civil son los que por años han hecho el juego sucio a la subversión y la Guerra Fría, los que se visten de “opositores y disidentes”, y se convierten en marionetas de los grupos anticubanos asentados en Miami, los asalariados del Imperio que por medio siglo han vivido como parásitos de los contribuyentes norteamericanos.

Solo quien siente poco respeto por un pueblo, puede sugerir tamaña locura. Solo quien no mira de frente la dignidad de un pueblo que ha resistido estoico los intentos de estrangulamiento de una potencia extranjera, puede pensar que estos personajes de opereta, muchos de ellos manchados por el estigma del mercenarismo más asqueroso, puedan representar a nadie en Cuba.

La sociedad civil en Cuba somos tú, él, ella, aquel y yo, somos todos los que estemos dispuestos a buscar un mejor futuro para el país, vivamos o no en Cuba, pero que tengamos deseos de construir y edificar una sociedad más justa.

Lo demás, lo barrerá, como siempre, la historia.

(Tomado de CubaSi)

Cuba: La guerra de la CIA contra la juventud cubana I

Por: Raúl Antonio Capote que trabajó con el autor en la elaboración del proyecto Génesis, plan cuidadosamente elaborado para realizar una profunda labor de subversión político-ideológica en las Universidades cubanas, decía con frecuencia La guerra contra la dirección histórica de la Revolución la perdimos hace tiempo, por eso debemos concentrar todos los esfuerzos en la acción contra los nietos de la Revolución, si logramos cambiar su manera de pensar, si influimos a nuestro favor en sus gustos, preferencias, en sus ideas sobre el futuro de Cuba, habremos, por fin, comenzado a ganar esta guerra.

Todos saben que la CIA se fundó en 1947. Además de las funciones que cumplen los servicios especiales en todas partes del mundo, la CIA dedicó una cuantiosa cantidad de recursos humanos y materiales en un tipo de guerra, que llenaría los escenarios principales del enfrentamiento entre el socialismo y el capitalismo, entre las ideas progresistas y las más retrogradas

Frances Stonor Saunders,  autora del libro La CIA y la Guerra Fría Cultural, durante la presentación de su libro en la XII Feria Internacional del Libro en La Habana les preguntó a la audiencia.

¿Conocen ustedes cual es el Ministerio de Cultura de los EEUU?

Y respondió ante el silencio de los presentes ¡Ah! Perdón, no existe salvo la CIA, que asumió secretamente este papel.

La CIA asumió esa tarea furtivamente en su afán de derrotar al comunismo en todos los rincones del mundo. El paradigma central de esta guerra fue y sigue siendo una guerra por la mente de los hombres. La Agencia para lograrlo opera bajo el principio de la mentira necesaria y esconde su participación tras diferentes fachadas.

Cuentan con centenares de revistas intelectuales serias que se presentan como completamente privadas y libres, canales de TV, grupos musicales, compañías cinematográficas, proyectos culturales diversos que no habrían sobrevivido sin el apoyo financiero de la Agencia que además no tiene límite en cuanto al dinero que puede gastar.

Durante los momentos culminantes de la guerra fría, el gobierno de los EEUU invirtió enormes recursos en un programa secreto de propaganda cultural en Europa Occidental. Un rasgo fundamental de este programa era que no se supiese de su existencia. Fue llevado a cabo con gran secreto por la organización de espionaje de los Estados Unidos, la Agencia Central de Inteligencia 1

El Congreso de la Libertad Cultural, organizado por el agente de la CIA, Michael Josselson, entre 1950 y 1967, fue el acto central de esta campaña, sus logros fueron vastos, abrieron oficinas en 35 países, contrataron a centenares de personas, organizaron conferencias, exposiciones de arte, publicaron artículos de opinión en decenas de revistas y hasta llegaron a tener su propio servicio noticioso.

El Congreso repartió cuantiosos premios en metálico, concedió becas, financió las carreras  de muchos artistas e intelectuales, compró muchas conciencias. Elevó artistas mediocres al nivel de grandes artistas, hizo desaparecer en el ostracismo a todo el que se le oponía o no se dejaba comprar, utilizó a intelectuales que, consiente o inconscientemente, se prestaron para la manipulación de ideas. Algunos intelectuales sabían de donde venía el dinero y lo aceptaban y seguían diciendo lo que de todos modos habrían dicho. Otros se encontraban en una posición de autocensura, porque no querían poner en peligro el financiamiento que recibían. La CIA no tenía límites en cuanto al dinero que le era posible gastar 2

Construyeron un poderoso consorcio para luchar contra el comunismo, esa fue el arma secreta de la CIA, empleada con éxito, tanto dentro de los propios EEUU, en el enfrentamiento a los movimientos por derechos civiles y progresistas, como contra el campo socialista y los movimientos revolucionarios en cualquier parte del mundo. La CIA definió la guerra fría como Batalla por la conquista de las mentes humanas.

En su enfrentamiento al socialismo acumularon un  inmenso arsenal de armas culturales.

La Revolución Socialista de Octubre en Rusia, representó en el siglo pasado, la  victoria  del humanismo en su expresión más alta,  la cultura socialista. Sin haber terminado el siglo XX la derrota del Socialismo Real significó una victoria de la cultura capitalista. Fue en el campo de las ideas en el que vencieron, cuando el socialismo este europeo, desprovisto de su esencia creadora y humanista, fue incapaz de desarrollar una auténtica y creadora cultura que contraponer a la cultura que genera el poder global capitalista.

Para los intereses restauradores del capitalismo en la isla, es ideal el enfoque apocalíptico que extrapola la experiencia fallida del socialismo en Europa del Este, sus defectos y errores, a la experiencia socialista cubana, exponiendo la idea de que estamos en presencia de males incurables, congénitos del sistema. Nada más lejos de la verdad.

La Revolución triunfante en 1959 fue el hecho cultural más  importante en la Historia de Cuba, significó el colofón de cientos de años de lucha, la derrota de la contrarrevolución heredera del autonomismo, el anexionismo y el capitalismo dependiente.

Estamos en medio de una guerra de reconquista regida por adversarios que no se detienen ante nada, que usan la mentira desenfadadamente, la calumnia, el engaño.

Todo ese enorme arsenal, toda la experiencia acumulada por la Agencia en su enfrentamiento a las ideas revolucionarias, al socialismo, hoy se concentran en derrotar al socialismo cubano, a la Revolución. Sus mejores agentes, sus técnicos, sus profesionales más destacados, más un presupuesto ilimitado, son utilizados con este fin. La juventud cubana es hoy su blanco esencial.

Continuará…

(Tomado del blog: El Adversario Cubano)

Periódicos de los EEUU critican posición del gobierno sobre Cuba en Cartagena

Tras no lograrse ningún acuerdo sobre la inclusión de Cuba en la Cumbre de las Américas que se realizó la semana pasada en Cartagena, Colombia, la prensa estadounidense arremetió con duras críticas contra el gobierno de Barack Obama, informa PL.

El tema de la inclusión de la Isla caribeña en estos foros, a la cual se oponen Washington y Ottawa, determinó que la cita concluyera sin una declaración final y dejó abierta la interrogante sobre si habrá una séptima reunión, indicó el diario The Washington Post.

Por su parte, el rotativo The New York Times observó la contradicción en la postura de la actual administración demócrata, y advirtió que mientras Obama prometió una nueva relación con sus vecinos del sur, hoy exhibe pocos éxitos en la reducción de diferencias significativas en las políticas que han dividido a la región durante décadas.

La crítica abierta hacia el enfoque de la Casa Blanca sobre disímiles cuestiones también demostró la confianza y emergencia de nuevos líderes regionales en América Latina.

Refiere el Times que pese a haberlo negado, al mantener su postura sobre la Isla, Obama evitó antagonizar con los votantes del sector anticubano en Florida, un estado crucial en las elecciones presidenciales de este año.

Por su parte, Los Ángeles Times afirmó que la política de prohibir la asistencia de Cuba a la reunión diplomática resultó contraproducente y sugirió que esta debe terminar, cita Notimex.

Con el título de «Es tiempo de incluir a Cuba» en uno de sus editoriales del día, el más importante diario en el oeste de Estados Unidos abordó la polémica que causó el tema de Cuba en la recientemente concluida cumbre.

«La prohibición que por cerca de 18 años se ha mantenido en contra de la participación de la Isla debe terminar y es hora de incluirla», recomendó.

Cualquiera que sea la razón, esa posición no está jugando bien en el entorno con los líderes de la región, que ven en los embargos (bloqueo) y el aislamiento políticas anacrónicas de la época de la Guerra fría, concluyó.

Cuba afirma que la OEA es “un cadáver de la Guerra Fría”

El canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, calificó a la Organización de Estados Americanos (OEA) como “un cadáver de la Guerra Fría” y por ende, enfatizó que entre los intereses de la nación antillana no está regresar a ese bloque.

El canciller insistió en que volver a la OEA no es interés de Cuba.(Foto:Cubadebate)

El canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, afirmó este miércoles que la Organización de Estados Americanos (OEA) ya es un organismo que está “fuera de época” y que en vista de que “es irreformable”, a su país no le interesa regresar a él.

En declaraciones exclusivas para teleSUR, el diplomático aseveró que la OEA es “una pieza de la Guerra Fría y de la dominación de Estados Unidos en América Latina”, por lo que aseveró que a su país “no le interesa” volver a ser parte del bloque.

“La OEA es un cadáver, la OEA está fuera de época, es una pieza de la guerra fría”, insistió.

Las declaraciones son dadas en el marco de la próxima Cumbre de las Américas, que se realizará el próximo 14 y 15 de abril en Cartagena y en la que los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) exigen la participación de la nación antillana.

Ante esta propuesta, inicialmente presentada por el presidente de Ecuador, Rafael Correa, el canciller cubano aseveró que su país participaría siempre y cuando “fuera invitado en calidad de iguales, con plena participación”.

De cumplirse las condiciones, «Cuba asistirá como siempre desde su posición de principios y su política exterior revolucionaria, y lo hará con respeto”, aseveró.

Rodríguez indicó que participe o no Cuba en el encuentro, lo importante es que el mismo “marcará una época” evidenciada en que “Estados Unidos ya no manda en América Latina y el Caribe”.

Este miércoles, el Consejo Político de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) decidió participar en la VI Cumbre de las Américas a celebrarse en Colombia, donde reclamarán el derecho de Cuba a participar en estos foros internacionales.

El Consejo Político recordó la posición de países de América Latina y el Caribe en la V Cumbre hemisférica, celebrada en Trinidad y Tobago, donde también se exigió el cese del bloqueo a Cuba, y además se plantó posición a favor de la soberanía de las islas malvinas; reclamada por Argentina.

(Tomado de http://www.telesurtv.net/)